Organismos internacionales como UNICEF y OCHA advierten que en los próximos meses las cifras de muertes por desnutrición infantil pueden aumentar, debido a la extrema sequía.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó este martes que en lo que va de 2022 al menos 730 niños han fallecido en la nación africana de Somalia como consecuencia de la desnutrición, y las cifras podrían incrementarse en los próximos meses.
Durante una conferencia de prensa en Ginebra, Suiza, la responsable de Unicef para Somalia, Wafaa Saeed, indicó que «un millón y medio de niños, casi la mitad de todos los menores de cinco años, podrían sufrir nutrición aguda, y de ellos 385.000 necesitarán ser tratados».
En su intervención, Saeed instó a los donantes a financiar con urgencia el plan de respuesta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Somalia, y precisó que hasta el pasado julio, el país sólo había recibido un tercio de los 1.000 millones de dólares que han sido solicitados para ayudar ante la crisis por la que atraviesa esa nación del llamado Cuerno de África.
Asimismo, la representante del organismo internacional describió las precarias condiciones de salud por las que atraviesan los niños somalíes, expuestos a enfermedades como el cólera, infecciones diarréicas agudas, y sarampión, derivadas de las crisis alimentarias y la escasez de agua.
Las declaraciones de Unicef coinciden con las que realizara el lunes el jefe de la oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Martin Griffiths, quien señaló que Somalia está al borde de la hambruna, como parte de un último aviso antes de que tenga lugar una catástrofe en ese país golpeado por una tercera temporada de sequía.
Según el funcionario del ente, las estadísticas más recientes sugieren que entre los meses de octubre y diciembre de 2022 podría declararse un estado de hambruna, sobre todo en las regiones sureñas de Baidoa y Buurhakaba, donde las condiciones climáticas son extremas debido a la escasa lluvia.
Griffiths afirmó desde Mogadiscio, la capital somalí, que durante un recorrido por las zonas más vulnerables de ese país vio niños en estados avanzados de malnutrición y confesó estar «profundamente conmocionado por el nivel de dolor y sufrimiento que tantos somalíes soportan».
Datos de la ONU aseguran que la población de Somalia, estimada en 7.8 millones de personas se ha visto afectada por la sequía histórica, y cerca de 213.000 se encuentran en peligro de hambruna.
Las estadísticas también dan cuenta de que desde 2021, casi un millón de personas se vieron obligados a desplazarse de sus hogares producto del hambre y la sed, a lo que se suman los conflictos violentos que tienen lugar en esa nación desde hace 15 años, protagonizados por islamistas radicales.
La extrema sequía en Somalia ha diezmado los rebaños y afectado los cultivos, y los efectos de la pandemia de la Covid-19 en la región contribuyeron a un nivel de vida más precario entre los somalíes.