Argentina dio rienda suelta a la alegría desde la conclusión de la final en la que su selección se proclamó campeona del mundo y la estiró durante la madrugada del lunes, sin que se registraran incidentes de gravedad pese a la magnitud de las celebraciones.
Cientos de miles de personas se habían concentrado en las calles de Buenos Aires y del resto del país para ver una final que comenzó a las 12 de la mañana hora local, y terminó pasadas las tres de la tarde. La capital argentina estalló en un grito desde todas las plazas y desde todas las casas.
La fiesta se trasladó al Obelisco de la Avenida 9 de julio, el lugar clásico de celebración en Argentina, con un clima propicio para una tarde-noche larga.
Argentina se ha olvidado de momento de las dificultades sociales y el deterioro económico del país, para celebrar este logro deportivo.
Se espera que la selección arribe a Argentina este lunes por la noche, aunque todavía se desconocen los detalles de los festejos en Buenos Aires.