Los presidentes Lula y Fernández firman un acuerdo de integración que incluye apuestas conjuntas en energía y financiación.
Se ha decidido impulsar conjuntamente la creación de una moneda común que, si prospera, podría llamarse sur y llegar a tener alcance regional. Este proyecto a largo plazo ha sido el más llamativo del relanzamiento de la relación bilateral presentado este lunes en Buenos Aires por los presidentes Alberto Fernández, de Argentina, y Lula da Silva, de Brasil.
“Comienza una nueva historia”, dijo Lula en una rueda de prensa conjunta con Fernández donde ambos mandatarios intercambiaron abrazos y elogios que muestran la buena sintonía entre ambos líderes de izquierda. “Estoy de vuelta para hacer buenos acuerdos con la Argentina. Para compartir la construcción de aquello que falta ser construido. Para ayudar con que la Argentina y Brasil puedan crecer económicamente”, afirmó.
La recuperación de un aliado internacional clave da oxígeno al peronista Fernández en un año marcado por las elecciones presidenciales del próximo octubre.
“Creo que vamos a poder crear las condiciones para ayudar a la construcción del gasoducto”, anticipó Lula durante la rueda de prensa. “Brasil y Argentina estamos ante una gran oportunidad: Brasil, de acceder a gas más barato que el que hoy le compra a Bolivia y Argentina, de abrir un mercado con volúmenes que hasta acá sobre le puede despachar a la central térmica uruguaiana o a Chile fuera de los períodos pico”, aseguró por la tarde el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, en rueda de prensa.
La moneda común que tienen en mente Argentina y Brasil no será como el euro que circula libremente por diversos países, sino una moneda para transacciones comerciales y financieras que en ningún caso sustituiría al real brasileño o al peso argentino. Es un proyecto todavía en mantillas, ha reconocido el presidente brasileño. “Estamos esperando a que nuestros equipos (económicos) nos hagan una propuesta”, ha admitido Lula en la comparecencia.