Hace dos años, científicos chinos realizaron una misión hacia la luna llamada Chang’e 5, y por primera vez enviaron nave robótica al Oceanus Procellarum, encontrando restos de agua en cristales en suelo lunar.
En los últimos años, varias misiones robóticas y telescopios terrestres han confirmado que la Luna sigue atesorando agua. Y no gotitas, si no toneladas en forma de hielo. Y con este descubrimiento se calcula unos 300 y 270.000 millones de tonelada de agua.
Esta es una buena noticia para futuras misiones a la Luna, puesto que podría suponer una fuente de agua calentando suelo lunar a 100 grados y capturando el vapor que se generara.
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El profesor Sen Hu de la Academia China, supone que esos cristales son una nueva reserva de agua en la Luna, registrando el acceso y la salida de agua derivada de vientos solares y actuando como amortiguadores para el ciclo del agua en la superficie lunar.
«Estos hallazgos indican que los cristales de impactos en la superficie de la Luna y otros cuerpos sin aire en el Sistema Solar son capaces de almacenar agua derivada de vientos solares y de soltarlos al espacio», finalizó el profesor Hu.