Es una creencia común pensar que los mexicas se pintaban los rostros de calaveras y se disfrazaban de catrinas, pero esto está lejos de la realidad. Esta tradición no tiene raíces prehispánicas, sino que se originó mucho después en la historia de México.
El Origen de «La Catrina»
«La Catrina» no es una figura ancestral de los mexicas, sino una creación del caricaturista José Guadalupe Posada. Durante los periodos del juarismo y el porfiriato, Posada se burlaba de los mestizos e indígenas que, al ascender en la escala económica, pretendían adoptar costumbres europeas, olvidando sus raíces culturales. Estos individuos eran llamados «garbanceros» debido a su ocupación en la venta de garbanzos.
Posada creó «La Calavera Garbancera» para ilustrar satíricamente cómo estos garbanceros se mostraban «en los huesos, pero con sombrero francés y plumas de avestruz». Diego Rivera, en su famoso mural «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central», inmortalizó esta figura, nombrándola «La Catrina», en referencia a la palabra «catrín» que describía a la clase social alta.
Una Tradición Moderna
Así, la imagen de «La Catrina» como la conocemos hoy en día es una representación de crítica social y una afirmación de la identidad mexicana. Esta figura icónica, plasmada por Posada y perpetuada por Rivera, sigue siendo un símbolo importante en la cultura mexicana, recordándonos la importancia de abrazar nuestras raíces y valorar nuestra herencia cultural.
La imagen de la Catrina se está convirtiendo en la imagen mexicana por excelencia sobre la muerte, es cada vez más común verla plasmada como parte de celebraciones de día de muertos a lo largo de todo el país.