El Servicio Secreto de EE.UU. ha reforzado drásticamente la seguridad del ex presidente Donald Trump tras un intento de asesinato en julio. Durante su reciente discurso en Asheboro, Carolina del Norte, Trump apareció protegido por vidrio blindado. En su discurso, destacó que bajo su liderazgo, Estados Unidos era más fuerte y que conflictos como la guerra en Ucrania no habrían ocurrido.
El ataque que provocó este aumento en la seguridad ocurrió el 13 de julio en Butler, Pensilvania, donde un francotirador hirió a Trump en una oreja antes de ser abatido. El incidente, que resultó en la muerte de un asistente y heridas a otros dos, fue calificado como un grave fallo del Servicio Secreto, lo que llevó a la renuncia de su directora, Kimberly Cheatle.
Además de las medidas de seguridad visibles, como el vidrio blindado, el Servicio Secreto ha implementado una estrategia más amplia para proteger al ex presidente en sus apariciones públicas. Esta incluye un aumento en la presencia de agentes encubiertos y el uso de tecnología avanzada para detectar posibles amenazas en los lugares donde Trump realiza sus mítines. Estas acciones reflejan la gravedad de la situación y la necesidad de adaptarse rápidamente a los riesgos crecientes en torno a su campaña presidencial.
El equipo de Trump, mientras tanto, continúa su esfuerzo por mantener la atención en su candidatura y sus propuestas, en un contexto de seguridad reforzada. Esta semana, Trump tiene programado visitar varios estados clave, como Pensilvania y Arizona, mientras sigue promoviendo su mensaje de que su liderazgo es esencial para la seguridad y prosperidad de Estados Unidos.