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El caso del pastor José Ramírez en Colombia

En Chinchiná, Caldas, Colombia, un caso de abuso ha generado conmoción. José Ramírez, pastor de una iglesia cristiana, fue señalado por su hijastra de 13 años, quien lo acusa de violencia y abuso.

Cámaras de seguridad registraron el momento en que la menor intentaba escapar de él en plena vía pública.

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Según el testimonio de la víctima, Ramírez ejercía violencia constante y tenía la intención de asesinarla, llegando incluso a cavar un sitio donde planeaba ocultarla. Los desgarradores gritos de auxilio alertaron a un vecino, Diego Osorio, quien, junto a otros habitantes, logró rescatarla.

El sospechoso intentó huir en su camioneta, pero terminó estrellándose y refugiándose en una zona de guaduales.

La indignación de la comunidad desató un intento de linchamiento antes de que las autoridades intervinieran, capturándolo y trasladándolo a un hospital debido a las heridas sufridas.

Actualmente, Ramírez enfrenta cargos por acceso carnal abusivo con menor de 14 años y secuestro agravado.

La menor recibe protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y apoyo psicológico. Sin embargo, la comunidad ha expresado su rechazo tras la decisión de un juez de no imputar al acusado por tentativa de feminicidio.

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Inicia del juicio contra pastor keniano acusado de liderar culto mortal

En Kenia dio inicio el juicio contra Paul McKenzie, autoproclamado pastor de la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas (IIBN), acusado de liderar un culto que predicaba la muerte como un atajo hacia la gloria celestial.

McKenzie enfrenta cargos de asesinato, terrorismo y tortura infantil, tras la muerte de más de 400 feligreses, incluidos niños. Estos crímenes ocurrieron entre 2020 y 2023 en la sede del culto, ubicada en el bosque de Shakahola, donde las autoridades encontraron fosas comunes. Además, se investiga la posible venta de órganos.

A pesar de haberse declarado no culpable, los testimonios y las evidencias presentadas en el juicio demuestran los horrores que vivieron las víctimas, quienes murieron de inanición o fueron brutalmente golpeadas por los seguidores del pastor.

McKenzie no enfrenta este juicio solo. Junto a él, otras 95 personas, 55 hombres y 40 mujeres, quienes ocupaban altos cargos dentro de la iglesia, también están en el banquillo de los acusados.

El escándalo por las espeluznantes revelaciones obligó a las autoridades kenianas a revisar los requisitos para la inscripción de nuevos cultos religiosos, un proceso que hasta ahora requería pocos trámites formales. Esta tragedia, catalogada como una de las mayores de su tipo en la historia, ha dejado una profunda huella en la sociedad keniana y ha puesto en el centro del debate la regulación de las organizaciones religiosas en el país.