El arroyo Sarandí, ubicado en la localidad de Avellaneda, Buenos Aires, sorprendió a los vecinos cuando sus aguas amanecieron teñidas de un intenso color rojo.
La inusual apariencia del río encendió las alarmas entre los habitantes, quienes denunciaron la situación a través de redes sociales y manifestaron su preocupación por el nivel de contaminación.
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Las autoridades ambientales de Buenos Aires, tras recibir múltiples quejas, enviaron al Laboratorio de Ambiente Móvil para tomar muestras del agua y determinar la causa del fenómeno.
Según el diario Clarín , los análisis preliminares revelaron la presencia de anilina, un compuesto químico empleado en la producción de tinturas, lo que sugiere que el vertido podría provenir de una empresa textil o de curtiembre.
Los residentes de la zona han señalado que este no es un episodio aislado y que el arroyo ha presentado diversas tonalidades en otras ocasiones, incluyendo gris, verde, azul y violeta, además de emanaciones con fuertes olores nauseabundos.
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«Cuando el agua está podrida, se llena de grasa y cambia de color», relató María Ducomls, vecina del lugar, quien aseguró que la contaminación del arroyo es un problema recurrente.
El arroyo Sarandí tiene una extensión de más de 20 kilómetros y desemboca en el Río de la Plata. La cercanía de su cauce con la planta potabilizadora General Belgrano, encargada de abastecer de agua potable a la zona sur de la ciudad y el conurbano bonaerense, ha generado una creciente preocupación entre los habitantes.
Desde hace años, la comunidad ha exigido medidas para el saneamiento de las aguas, denunciando que la contaminación es resultado de la descarga ilegal de sustancias industriales. Ahora, con la coloración rojiza del arroyo y la posible presencia de productos químicos, los vecinos temen que el impacto ambiental y en la salud pueda ser aún mayor.