¿ Se olvidan o no las experiencias traumáticas?

¿ Se olvidan o no las experiencias traumáticas?

Solo imagina que estas a punto de tener el trabajo soñado de lo cual te pagarán muchísimo y te solicitan que te presentes con tu nuevo jefe.

A medida que lo vayas hablando y describiendo tu nuevo trabajo, sientes algo en el estómago, como una contracción, pero en ese momento no entiendes por qué tienes esa sensación incómoda.

Déjame contarte que tu amígdala sí lo sabe. Esta estructura que es parte del cerebro detectó cambios en la voz, el movimiento corporal, la forma en que la persona estaba haciendo su planteamiento, donde realizó una asociación con una experiencia en la que te fallaron y te está lanzando una advertencia: ¡Cuidado! en ese momento hay una incoherencia aunque no se pueda explicar conscientemente.

Amígdala

«La amígdala, es un detector de incoherencias», cabe recordar que esta es una estructura del cerebro que se encarga de las emociones y que está estrechamente relacionada con el proceso de aprendizaje y la memoria.

Existen personas que tienden a ser más sensible que otra a una experiencia traumática y de sufrir sus efectos a corto o largo plazo, que a su vez se pueden manifestar en diferentes formas, por ejemplo en «reviviscencias, pesadillas, y pensamientos negativos» 

A estos se le llama trastorno de estrés postraumático o TEPT, y no es el fallo de una persona, si no, es el mal funcionamiento del mecanismo biológicos que permiten hacer frente a las experiencias peligrosas utilizando diferente mecanismo de defensa.

Podemos poner de ejemplo que existen 5 personas que tuvieron un momento traumático, pero uno de ellos decidió llevar una vida normal, pero el resto no. En la Psicología esto se le llama diátesis-estrés, la combinación de estrés y la sensibilidad de cada persona ante él.

Es aquí donde la amígdala se hace parte del sistema límbico a cargo de la respuesta del miedo, queda en una especie de estado de agitación creando ansiedad desproporcionada a lo largo de la vida.

El trauma deja al cerebro en alerta elevada, incluso si la amenaza ya no existe, y algunas personas pueden percibir peligro donde no hay, que a su vez tiende a tener sentimientos de culpa.

Por lo tanto existen pautas para superar un trauma:

  • Afrontamiento activo: Es importante empezar a afrontar o reconectar con aquellos estímulos que puedan recordarte al suceso (lugares, actividades…). de manera gradual, esto cuando la persona se sienta preparada.
  • Manejo de las emociones: Identifica lo que sientes y date permiso para hacerlo. Es importante que poco a poco se tiene que aceptar lo ocurrido y empezar a reevaluarlo desde una perspectiva adaptativa.
  • Búsqueda de apoyos: encontrar personas de confianza ya sean amigos o familiares, con los que compartir en la medida y la manera en la que nos sintamos más cómodos, a la vez, alejarse de las persona que juzgan o no empatizan con uno mismo. 
  • Autocuidado: es importante cuidar de uno mismo para poder afrontar lo ocurrido. Para ello debemos tener en cuenta mantener unas rutinas de sueño y alimentación saludablesRealizar actividades que se hace sentir reconfortarle.
  • Mirada hacia el futuro: tras un suceso traumático en ocasiones resulta difícil mirar más allá, pero es importante tanto en el presente como en las consecuencias futuras. Se debe de focalizar aquellos aspectos positivos que se dan en la actualidad, así como aquellos proyectos de futuro.

 «Las experiencias traumáticas con frecuencia se almacenan en el cuerpo, el cual también reprograma el cerebro».