Este 2 de noviembre miles de nicaragüenses recuerdan a sus fieles difuntos, conocido también como el día de los muertos, con la visita a los cementerios para enflorar y acompañar un rato los restos de sus seres queridos.
Lugar donde huele a las famosas flores Heliconias, las San Diego, los Botones, las Disciplinas, Crisantemos, Gladiolas, Lirios, Rosas, entre otras.
Hay familias que tienen la tradición de reunirse sobre las tumbas, mientras echan una platicadita, recuerdan anécdotas de sus tiempos en vida, mientras otros lloran, rezan y piden que donde quiera que estén, sea un mejor lugar que el que dejó.
Historia del día de los difuntos
El Papa Gregorio IV estableció el día de los difuntos en el siglo IX, escogiendo el 2 de noviembre para la conmemoración religiosa, los aborígenes ya guardaban el noveno mes para sus muertos.
El indígena creía que el morir era un sueño profundo, que pasaba de una vida a otra, pasaban a otro mundo, y se le alistaban sus instrumentos útiles para usarlos, sus cerámicas, sus flechas, granos de maíz, piedras de jade, oro obsidiana y collares.
Cuando el ser querido ya estaba en huesos, lo sacaban y limpiaban el polvo para depositarlos en una urna funeraria de barro en forma de vientre materno.
Actualmente en Nicaragua, en la Isla de Ometepe, en la Isla Zapatera y zonas de los Dirianes se han encontrado urnas funerarias conteniendo los huesos y el cráneo del finado acompañado por piezas de oro y piedras preciosas.
Camposantos históricos
En Nicaragua existe varios camposantos históricos, que en realidad son monumento de historia en el país, por lo tanto pertenecen al Patrimonio Nacional tangible, tales como: Sabine, Británico, Católico y Masón.
En estos lugares se hace sentir el día de los difuntos con flores y rezos, como el Cementerio Héroes y Mártires de Estelí, Cementerio de los Extranjeros en Matagalpa, el cementerio General de Managua, Cementerio Judío, en San Juan del Norte o San Juan de Nicaragua.
En este día viene revivir las costumbres de antaño, con flores, con música, con comida, con bebida y con oraciones, recordado con amor y tradición.